"El apoyo institucional a esta jugada urbanística se utiliza para tachar de antivalencianista a todo aquél que ose cuestionarla, sin darse cuenta de que la hinchada se está percatando de que lo que se dirime no es una cuestión de orgullo patrio, sino un pelotazo de aquí te espero, y eso no hace ninguna gracia a nadie, ni a los más fieles. Porque no hay que confundir la velocidad con el tocino. El Valencia está persiguiendo la realización de su partida magistral de Monopoly en la que nuestra ciudad y sus alrededores no se han tenido en cuenta ni para disimular."
Podeu llegir més a l'article de Matilde Alonso, Carmen Blasco i Francisco J. Martínez que publica avui El País.
Responent a la pregunta del títol de l'entrada: et done cent xalets a Porxinos per un Albelda i un Cañizares. Les cases les construisc jo, o alguna empresa amiga, i el que sobre de l'operació se'l repartim com a bons germans. El futbol és així.
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